Reina Roja Jack Escarcha El intercambio Lucía en la noche El Paciente Casi, casi No es mío El jardín del gigante

Educapeques | Relatos infantiles de Cristina Martínez Egidos

KAZUNO KOHARA | RELATOS INFANTILES | AÑO 2015 | 86 PÁGINAS |  ÉRIDE EDICIONES
ISBN: 9788416321889 | 5/5 ⭐⭐⭐⭐⭐ | COMPRAR AQUÍ: ÉRIDE EDICIONES  AMAZON

Gracias a Éride Ediciones he podido conocer a una autora que se dedica a escribir historias dirigidas a niños. Esto se debe a que desde niña era una gran aficionada a la lectura pero además al tener hijas ha sentido la necesidad de compartir con nosotros los relatos que les cuenta a ellas. 



Gracias a Éride Ediciones por el ejemplar

EL DUENDECILLO TRAVIESO


El ejemplar está dividido en dos relatos. El primero de ellos El duencedillo travieso en el que nos trasportamos a una escuela infantil, donde nuestra protagonista Sofía se lo pasa de cine jugando, pintando y bailando. Una mañana esta pequeña se levantó triste y no quería ir a la escuela a pasárselo bien y a estar con sus compañeros, pero a pesar de sus negativas su madre la obligó. 


En el aula se intentó llevar a cabo actividades con ellos pero la maestra Marta no encontraba los materiales, ¡ALGUIEN LOS HABÍA ESCONDIDO! Esto era una maravilloso caso para los súper detectives de infantil. Recordaron el cuento que les contó la seño sobre El duendecillo travieso y ¿A que no sabéis qué? Este granuja existía de verdad y retó a estos pequeños a acertar una adivinanza, puesto que solo así conseguirían de nuevo las pinturas, el bocadillo de Julia y una cosa muy muy muy importante que Sofía había perdido ¡SU SONRISA! ¿Creéis que lo consiguieron?



La narracón de este relato no tiene tanto trasfondo, o al menos yo no lo veo, como la que a continuación os voy a detallar. Se narra cómo los discentes del aula no paran de buscar hasta que encuentran una razón por la cual misteriosamente faltan algunos elementos que estaban en la clase. Como bien se diría el que la sigue la consigue y estos entrañables pequeñajos revuelven todo para retornar todo a su lugar sin más ayuda que sus propias voluntades. 




A pesar de que el relato ha sido cortísimo, un niño podría disfrutar perfectamente metiendo un poco más de misterio a la hora de contársela a nuestros alumnos e incluso se podría llevar a cabo un juego con ellos pero a la inversa.



El duendecillo travieso
Se saca a un/a niñ@ del aula mientras los demás esconden un juguete que previamente se haya elegido, y que haya podido ver el alumno que ha salido, por lo que todos serían unos duendecillos traviesos. Además, podríamos añadir adivinanzas que le harían sus compañeros para que, si acierta, le den pistas y no se maree buscando el objeto, ¿quién de nosotros no ha jugado alguna vez a esconder algo y que los demás tengan que encontrarlo? ¡ESTE JUEGO ES GENIAL! Se trabaja con los más pequeños la observación y que aprendan a fijarse en los pequeños detalles.


YA NO QUIERO SER PRINCESA

Alondra es una pequeña princesa que vive en un castillo a las afueras del pueblo. En él habitan sus padres, los monarcas del pueblo, con cientos de camareros, un camarero-cartero, cocineros y niñeras para que se ocupen de la princesa mientras sus padres están realizando sus quehaceres de palacio. 

Cristina nos presenta a Alondra como una niña que tiene muchos juguetes y una vida maravillosa, puesto que sus padres están dispuestos a darle todo y cada uno de los caprichos que se le antojen a ésta. La monotonía de esta pequeña se limitaba a muchas prohibiciones como el montar en bici, acercarse a la fuente del jardín o subirse a un árbol. La princesa no era feliz en el castillo. No podía hacer la mitad de las cosas que haría cualquier niño del pueblo, puesto que ella sabe lo que hacen y lo que no porque ha estado espiando a éstos con su telescopio, debido al constante miedo que los reyes tienen de que se haga daño. 


Desde que esta princesita espía el comportamiento de los niños del pueblo, y tras haber conocido al hijo del camarero-cartero, decide que quiere ir al pueblo por sus cumpleaños. Sus padres constantemente le recuerdan que la realeza no puede ir al pueblo, que no es un comportamiento propio de su estatus y del título que ellos poseen, por lo que intentan por todos los medios quitarle la idea de la cabeza a Alondra obsequiándole con helados de todos los sabores, una gran cantidad de juguetes, decenas de vestidos, etc., pero ella no se conforma, ellos le dijeron que por su cumpleaños podría pedir lo que quisiera y que se lo concederían, así que tras la negativa incesante de éstos decide dejar de comer o de reír volviéndose una niña retraída y cabizbaja. La madre de la princesa, al ver lo decaída que estaba su hija, pide que un médico vea a la princesa y les comenta que la princesa padece tristeza aguda. A partir de ese momento la reina decide cumplir el sueño de su pequeña a pesar de que el padre se oponga. Casi por arte de magia la protagonista vuelve a sonreír, sus mejillas vuelven a tener color y consigue hacer todo lo que haría cualquier niño de su edad sin dejar de lado sus clases de protocolo. 

El padre de Alondra iba a contestar cuando Alondra, muy decidida, dio un paso adelante y dijo:- Si nosotros debemos reinar a un pueblo, ¿cómo van a confiar en nosotros si no nos conocen, ni nosotros a ellos?

Este relato tiene un trasfondo que creo que la autora ha querido dejar bastante claro. Los padres no podemos oponernos a la diversión del niño. No podemos ser sobreprotectores, debemos dejar que la naturaleza siga su curso y que sean los niños los que se caigan y se levanten por sí solos con o sin ayuda. Como bien digo siempre hay que dar de todo en su justa medida y creo que a Alondra lo que le faltaba era libertad en el castillo. Sin embargo, casi al final de la historia se ve una cierta evolución por parte de los monarcas, a pesar de que es una historia cortísima, que se percatan de que no pueden cortarle las alas a su hija.


Ya no quiero ser princesa
A pesar de ser un libro para los más pequeños, el hecho de que un adulto lo lea tiene un gran sentido porque como ya os digo toda historia infantil tiene un trasfondo implícito o explícito. 

En definitiva, Relatos infantiles de Cristina M. Egidos recoge dos relatos que divertirán a los más pequeños y que puede ser leído en cualquier momento del día por niños o adultos y que transmite diversión a partir de su tipografía y de la manera que tienen de ser los propios personajes de ambas historias. 



¿Qué te ha parecido este corto e intenso libro?
¿Te gustaría escribir libros para los más pequeños?

¡COMÉNTAMELO!


5 comentarios:

  1. Tiene una pinta estupenda. Este es de los míos, queda apuntado.
    Besotes.

    ResponderEliminar
  2. Hola! Me encanta la idea que has tenido con lo de El duendecillo travieso para que los más pequeños jueguen. Jugaría hasta yo, jajaja. Ya sabes que yo suelo leer otro tipo de libros, pero me han gustado estos dos relatos, sobre todo el último, así que no descarto leerlos, aunque sea para leérselos a mi sobri para dormirla, jejeje.
    Besos!

    ResponderEliminar
  3. Se lo voy a regalar a mi prima! Seguro que le encanta! Muchas gracias por la entrada :) un besito! Ya te sigo preciosa!! NOS LEEMOS!

    ResponderEliminar
  4. Me encanta este libro, gracias por el descubrimiento.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Hola!!
    Venga a reseñar libros infantiles cuando yo no tengo niños a os que regalárselos... jeje
    Besos!

    ResponderEliminar