Reina Roja Jack Escarcha El intercambio Lucía en la noche El Paciente Casi, casi No es mío El jardín del gigante
Cuando hacemos alusión a lo sensual nuestra cabeza directamente asemeja la palabra a un cuerpo semidesnudo que carece de celulitis, estrías, varices, un vientre plano, unos pechos exuberantes, un cabello que podría tapar hasta el más mínimo detalle.

Lo cierto es que no apreciamos la sensualidad de un mordisco en el labio, de una caricia de ojos cerrados, entrelazar las manos al pasear o un simple mirar de pupilas inocentes que luchan por abrir y comerse a la opuesta.

Hipocresía en el ambiente, risas despojándose del cuerpo amorfo y dedos señalando huesos ajenos a nuestro metabolismo. Miradas de desprecio, de celos y envidia. Palabras de reproche, tristeza y desajuste existencial.

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