Reina Roja Jack Escarcha El intercambio Lucía en la noche El Paciente Casi, casi No es mío El jardín del gigante

Sobre mullidas forjas

Con él descubrí mi sexto sentido. Tenía alma y corazón de lechuza. Me lo hacía latir fuertemente pero de manera tan acompasada que me creía volando.
Allí nos encontrábamos. Él y yo, los dos. Sobre aquel mullido banco de forjas. No paraba de observarme y yo, por el contrario, de hablarle. Era como si mi voz amansara a las fieras que se encontraban en su interior deseosas de dedicar un poco de su tiempo a besarme. Me observaba. Me comía con la mirada. Bajo el café de su iris podía ver el ardiente fuego jamás visto. Mi boca se movía sola. Estaba tan a gusto que siquiera me preocupé en que el silencio estuviera presente entre nosotros.

Callé. Quería escucharle. Mis nervios a flor de piel. Su mirada turbia de mis ojos a mi voz callada. Se delató así mismo. Fue en ese preciso y precioso instante en el que se cayó al vacío en busca de mis labios.
No quería callarme. Era tan respetuoso que me dejó hablar hasta que la saliva de mi garganta, como de mi lengua, se secase para poder regar el jardín de mi interior al finalizar los relatos acerca de mis mil batallas. No le negué, sino que le di la bienvenida. Era tan suave, tan delicado, tan amable jugando con mi pelo alrededor de mi nuca que el cosquilleo sobre mi cuerpo iba aumentando. Se separó. Me miró. Su mirada ya no era fuego… Era amor.

Él y yo.
Su banco.
Mi banco.
Nuestro banco.

3 comentarios:

  1. Hola honey!

    Que lindo el texto de hoy, me gustó muchisimo. Felicitaciones, escribís lindo!
    "Tenía alma y corazón de lechuza." interesante analogía.

    Te mando un beso!

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  2. INCREÍBLE, no me gusta repetirme, pero no hay palabra que describa mejor tus preciosos textos.
    Me encanta de verdad.
    Un besazo <3

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  3. Qué preciosidad!!! Es un texto muy a lo antiguo.... No se, pero me gusta. Quiero más :)

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