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Reseña | Todos los veranos del mundo de Mónica Gutiérrez

MÓNICA GUTIÉRREZ | TODO LOS VERANOS DEL MUNDO | AÑO 2018 | 320 PÁGINAS | ROCA EDITORIAL
ISBN: 
9788417092924 | 4/5 ⭐⭐⭐⭐ | COMPRAR AQUÍ: ROCA EDITORIAL BLOG AUTORA AMAZON

Cuando me enteré de que Mónica Gutiérrez volvía a publicar un libro, de la mano de Roca Editorial, y tuve uso de razón al poco tiempo, porque me aliene en el momento de enterarme, sabía que esa historia tenía que leerla sí o sí. Creo que no pudo caer en una ocasión más oportuna Todos los veranos del mundo en mis manos. Gracias a la autora he salido de ese estado de pesimismo existencial en el que me encontraba, he agarrado a los problemas por las orejas y, como Helena, me he propuesto salir con o sin ellos de turismo emocional. Así que sí. He vuelto. Con las pilas más recargadas que nunca.

Gracias a Mónica Gutiérrez por el ejemplar

    Portada y título: ni todos vuestros veranos del mundo podrían ser todo lo especiales que fue este para nuestra protagonista. Todos los veranos del mundo nos acerca a todas sus vivencias, a sus fantásticos estíos y los pormenores del mismo. Los títulos son mi perdición y si tienen un significado intrínseco más aún. Las portadas por supuesto también y, aunque no soy muy partidaria de esta época del año, he sabido recoger lo bueno de la estación y convivir con él lo poco que me ha durado esta aventura veraniega. Con tonalidades cálidas la autora quiere, desea y ansia que nos traslademos a esos olores dulces, disfrutemos de esos atardeceres anaranjados y durante estos meses en los que el sol brilla con luz propia le demos la bienvenida con la mejor sonrisa.

En cuanto lo digo, por fin, en voz alta, me doy cuenta de que llevo un rato llorando. Lágrimas silenciosas me resbalan por las mejillas. Abundantes, cálidas, gruesas gotas como un bálsamo que no cura pero alivia los dolores. Con ellas se va mi rabia de esta mañana, mi enfado con el mundo, mi estúpida terquedad con las novedades [...]

    Estructura interna: algo que destacaría del interior del libro es sin duda como está paginado. Me ha encantado el toque particular que le han dado poniendo, en ambos extremos, las páginas. Ni arriba ni abajo, en el medio para saber a ciencia cierta cuántas llevamos y cuántas nos quedan para que terminen las vivencias que acogen esta novela.
Como no podría ser de otra manera y esta es una de esas pinceladas que le gusta dar a Mónica, en alguna de sus obras, son los capítulos con títulos ingeniosos del tipo La vida imita al arte, Una puerta de hobbit y uno que es más especial Todos los veranos del mundo como título del libro y de un capítulo. Sin embargo, a diferencia de en El noviembre de Kate (reseña aquílos capítulos no están narrados por diferentes personajes sino que la voz cantante en todo momento es Helena, de la que os hablaré más adelante.

    Personajes: aquí llega el momento más esperado y es que me voy a abrir en canal para hablaros de Helena. El personaje que me ha sacado de quicio y enternecido a partes iguales. Al principio no las tenía todas conmigo y es que ésta era un batiburrillo de sentimientos que, parecía, se iban solapando los unos con los otros. Ahora estoy triste, ahora un pelín más alegre, pero parecía como que no conseguía encontrar un solo momento del día en el que la felicidad la invadiese por completo. Esto ha incurrido en que crea que es un despojo sentimental y emocional que como abogada prestigiosa estaba haciéndola entrar en un vacío del que no podía salir. A ello se le unían los sentimientos que le aprisionaban al volver a Serralles el lugar que le vio crecer, tanto a ella como sus hermanos Xavier y Silvia, y donde perdió a quién más quería. Helena, a la que como ya os he dicho acompañamos a lo largo de la historia, nos deja entrever sus sentimientos encontrados. Una parte de ella se siente alegre de estar rodeada de aquellos que la quieren, pero otra se entristece por no poder pasar página y recordar una y otra vez a su padre fallecido. Cada rincón de su casa en Serralles le recuerda que una vez estuvo allí y que, pese a las reformas que ha hecho su madre para convertirlo en una escuela de cocina rural, jamás volverá a verle. Se condena y castiga una y otra vez por haber pasado años sin siquiera poder pulular por aquellos pavimentos que le dieron cobijo durante muchos años. Comprenderemos su pesar, pero también la cuestionaremos por cada comentario desafortunado cada vez que piensa en cómo su madre ha podido reconducir su vida, tras la muerte de su marido, y ella, sin embargo, no puede dejar de pensar en él. Se refugia constantemente en el jardín de jazmines y glicinas con el consuelo de estar en calma y rememorar todo aquel pasado en el que fue feliz. Se deja engatusar por el aroma a flora y sus recuerdos pasan a convertirse en tormentos cada vez que se marcha de aquel lugar. No obstante, vemos en Helena una evolución en positivo. Su encuentro con Marc, del que os hablaré a continuación, es un suspiro de aire fresco. Le devuelve a su infancia, a esos veranos en los que recorrían el pueblo de Serralles y sus alrededores. Ahí es cuando toma las riendas y, a pesar de que no olvida, aparta los pensamientos negativos, le da esquizano a ese libro que no quiere pasar página y comienza el suyo con la mejor de sus versiones. Quiere ayudar a Marc en todo lo que esté en su mano y la boda, que era lo que realmente le importaba y el motivo principal por el que asistió a su pueblo natal, pasa a un no segundo sino tercer o cuarto plano. Jofre, su prometido, ya no es el enclave en su vida. Se ha dejado querer nuevamente por aquellas personas a las que, un día hace muchos años, abandonó de alguna forma en Serralles. Así es como Helena tomando cartas en el asunto vuelve a formar parte de la vida de Marc. De sus emociones pasadas, presentes y futuras.
Marc, fue y es una de las personas que más estuvo con Helena a lo largo de su vida. Su mudanza al college en Londres fue un jarro de agua fría para ella. Ya no formaría parte de sus días sino que tan siquiera lo haría de sus veranos. Ya no volvería a salir el sol en Serralles para nuestra protagonista que conforme se iba haciendo mayor dejaba atrás, en su memoria, con quien tuvo más aventuras en el pasado. No volverían a utilizar ni los pies, ni la bicicleta, ni el monopatín y tampoco los patines. Jamás volvería a trepar a los árboles, escalar montañas o mojarse en el arroyo en compañía. Lo tendría que hacer sola y no con la presencia de Marc. Un Marc atento, cariñoso, esperanzador, de buenas palabras y sentimientos puros, un joven que se dejaba querer y al que le gustaba enamorarse de cada recoveco que es Helena. El Marc que conoció y con el que se volvió a encontrar no tenía ninguna de las características del que se marchó hace años a Londres. Estaba apagado, compungido, desalentado, no tenía mayor aspiración que conseguir el éxito en la viticultura y enología, ciencias en las que estuvo trabajando codo con codo para conseguir los mejores vinos del mundo. Lo único que le devolvió el rápido latir del corazón fue el encuentro casual con Helena. Después de muchos años recordó porqué volvió a Serralles. A ese pueblo en el que no cambió nada, donde sus gentes seguían siendo amables, atentas y educadas. Sin embargo, su haz de luz, su perfecto complemento y su pensamiento constante no formaban parte de aquel pueblo, así que verla le aclaró esa nube que llevaba años persiguiéndole y que estaba nublándole sus proyectos; esos que estaban haciendo que se endeudase cada vez más y que tuviera que buscar una vía de escape para devolverle a quién fue una vez. El Marc juvenil, de alegres despertares, de buenos sentimientos y que no dejaría escapar a Helena ni una sola vez más



He de confesaros que de haber leído el libro en otro momento de mi vida podría no haber llegado a empatizar del todo con Helena. A veces se me hacía un poco cuesta arriba seguirla, no comprendía ese pesimismo que llevaba a cuestas hasta que hablé con la propia Mónica y le trasladé mis sentimientos. No sé por qué pero las charlas con ella siempre derivan en feelgood por lo que es meramente imposible no salir a flote, aunque sea en ese preciso momento, y reformarte por completo. Hace meses que llevo pasando por un mal momento emocional y personal. Es algo que no deriva de mi misma sino de otra persona por lo que haber vuelto por aquí es una terapia suficiente como para abrirme todo lo que puedo y recomendaros que busquéis ayuda. No penséis que sois seres más frágiles por hacerlo, al contrario. Os reforzaréis, volveréis a confiar en vosotros mismos y, sobre todo, no dejéis para mañana lo que podáis avanzar hoy. Suena muy típico, pero no posterguéis la parte emocional. Sentirse bien mentalmente es la parte fundamental de nuestro bienestar absoluto. Hay dos órganos que nos pueden dejar K.O., pero sin duda el cerebro es el más importante. ¿De qué nos sirve que nuestro corazón lata si no somos conscientes de nuestros pensamientos? ¿De qué sirve seguir viviendo en la realidad cuando hemos tocado fondo psicológicamente? La psique de cada persona es un planeta en una galaxia diferente y tenemos que hacer todo lo posible para que no muera como las estrellas.


Tenemos otros personajes como el ratón adolescente, llamado Jonathan Strange, dueño de la biblioteca voladora que abrió sus puertas por primera vez en Serralles. También a Xavier Brunet, hermano de Helena, padre de dos traviesos Miquel y Anna, con tolerancia cero al divorcio y escritor a tiempo completo. Silvia, hermana de Helena y recién titulada en Recuperación Biomarina, aventurera incansable, combatiente de toda injusticia y que en octubre pondría rumbo al Pacífico para impartir un curso sobre diversidad protozoaria y que acabó siendo arrestada por el vikingo floripondioso del pueblo. El señor Serra Mendoza, un anciano apuntado a las clases de cocina rural de la madre de Helena que siempre se perdía entre los pasillos de la escuela y el hogar de la familia Brunet cada vez que visitaba el sanitario, pero que entre despiste y despiste no se le pasaba un solo detalle de todo aquel que se cruza en su camino. Y por último, aunque no menos importante, tenemos a la protagonista secundaria; la madre de Helena, de la que desconocemos el nombre en toda la historia (cosa que odio porque pierde identidad el personaje en cuestión y me gusta ponerle cara y cruz a cada uno de ellos). Esa mujer preocupada constantemente por los suyos, que ha sabido poner punto y final a su tristeza, que ha reformado su casa para convertirla en una escuela de cocina junto con sus amigas Pepa, Montse y Mariona, a cada cuál más mañosa, y que ha sabido conjugar y armonizar sus acciones pensando siempre en el bienestar común. Este personaje me ha transmitido muchísima, pero que muchísima, ternura; sobre todo a la hora de hablar de su marido, del padre de sus hijos, de la primera persona a la que veía una vez despertaba y la última cuando cerraba los ojos. A la que más he comprendido en toda la novela. Aquella que no ha querido limitar a sus hijos y que le ha dado alas a cada uno para que alcen su vuelo y busquen un futuro mejor. Que no juzga sino escucha. Que no señala sino que protege. Que no tiene malas palabras sino buenas reflexiones. Una madre que sabe poner cada cosa en su lugar y que da, como cualquier otra, los mejores consejos sin ordenar. Una mujer que sabe que ya nada volverá a ser como antes, pero que quiere ver más allá del presente un buen futuro para sus seres queridos. Junto con el señor Serra, es la que más me ha atrapado el corazón.

Dos adultos corriendo como chiquillos sobre las piedras oscuras, calientes por el sol del mediodía, el ruído de dos pares de pies que hollaron mil veces esa misma calle con semejantes prisas. [...]

- Sabía que de mayor serías justo así - dice Marc, aún capaz de detener el tiempo.
- ¿Cómo? - susurro.
- Absolutamente perfecta.

    Trama: Helena va con un claro propósito a Serralles, ultimar los preparativos de su boda con Jofre; con este pero sin él. Un juez que ha sabido jugar sus cartas para encandilar a nuestra abogada que por tener no tiene ni vestido de novia para su boda. ¿Qué prometida no estaría los primeros días desde que da el sí quiero buscando sus mejores galas? Esa es Helena. Un mar de dudas que dio permiso a su futuro esposo con la finalidad de: prometo serte fiel, amarte, cuidarte y respetarte, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida. Y no, ella no le es fiel. Su encuentro fortuito con Marc le ha abierto de nuevo las entrañas y le ha dado un vuelco el corazón. Su viaje, premeditado y desconociendo si su pueblo seguiría siendo el mismo, se ha visto torcido por la presencia del que fue la persona que le ha dado los mejores veranos del mundo. Al que habría acompañado a Londres con los ojos cerrados y con el que perdió el contacto hace, para ella, casi un siglo. Es en este encuentro cuando los preparativos, que estaban sin aún sin preparar, se van a la deriva y da comienzo una historia de amor en la que ningún juez permanecerá en la mente de Helena. Solo ayudar a Marc con su proyecto enológico y disfrutar de su compañía a la par que de su mirada será la única y principal causa por la que la abogada Brunet se desprenderá de todas sus obligaciones y volverá a convertirse en aquella niña que quiere trepar no en los árboles sino en el cuerpo de su irremplazable compañero de vida.

[...] no deberíamos magnificar los recuerdos que tenemos de aquellos que ya no están porque corremos el riesgo de engañarnos hasta pensar que solo entonces fuimos felices, que solo aquellas personas nos amaban, nos comprendían y nos hacían sentir bien. Porque no es cierto. Tú y yo tenemos la suerte de que haya un montón de personas que nos quieren y se preocupan por nosotras, y que todavía están aquí. En estos días he entendido que [...] no era mejor ni me quería más. Simplemente había mitificado su ausencia y su recuerdo. Y ha sido aquí, en su casa, en sus paisajes, donde he empezado a comprender que nos sentimos tan solos como ciegos nos empeñamos en estar. 

    Pluma de la autora: impoluta como siempre. No sobra ninguna coma ni punto. Los párrafos no se hacen largo, las descripciones están en los momentos más oportunos y los diálogos nos aportan toda aquella información que de no existir no podríamos seguir viviendo sin ella. Como siempre Mónica nos deja una historia llena de erotismo natural, sin forzar situaciones y sin llegar a ser obsceno, de grandes escenarios llenos de flora y con unos personajes que evolucionan paulatinamente sin llegar a cansarnos de ellos y sus intervenciones. Es una prosa sacada de un paisaje propio para todos los ojos y públicos. Nada que esté escrito por ella, con ese género que tan segura se siente al escribir como es el feelgood, puede decepcionarnos.  Sin embargo, creo que nuestra autora se siente más arropada escribiendo novelas de otoño e invierno que de verano. Quienes la habéis leído ¿qué creéis?

En otoño, los árboles estarán a medio vestir y, sus colores naranjas, amarillos, marrones, granates, alfombrarán los pies de las montañas azules, pacientes, con sus cumbres ya blancas. Para entonces, se habrán marchado todos los veraneantes y Serralles volverá a ser territorio íntimo de sus escasos habitantes. Las calles, vacías de las risas y los gritos infantiles, se llenarán con el olor de las primeras chimeneas encendidas.

    Aspectos positivos y negativos: he calificado este libro con 4 ⭐ en GoodReads - puedes encontrarme como Etérea Sanguez -. Ya os he sido franca en el spoiler, pero os voy a dar una pequeña pista del motivo real por el que no le he dotado de 5 estrellas. Helena es la culpable de todo. Bueno, digamos que no en su totalidad. Al ser una novela anterior a La librería del señor Livingstone (reseña aquí) he sentido que estaba devolviéndome a ella. Ha sido como leerla otra vez, pero con una protagonista un pelín más pedante que Agnes Martí. En la hada veía esperanza, en Helena he visto ápices de desolación que no me han gustado nada. No obstante ya os he dicho que la evolución en este personaje se hace evidente y es por ello por lo que no le he bajado la nota sino que incluso a pesar de haberle querido dar menos no he podido. 
Pasándonos ya a los puntos positivos he podido comprobar como entre La librería del señor Livingstone y Todos los veranos del mundo hay muchas situaciones, momentos o, incluso, expresiones que se repiten sin ser los mismos tanto en una novela como en otra pero os voy a contar un secreto, que la propia Mónica Gutiérrez me ha revelado y que no puede salir de aquí: esta historia es anterior a la del librero Edward Livingstone. ¿Sorprendidos? Parece que fue ayer, y hace un año ya de eso, que Agnes Martí viajó a tierras inglesas para encontrar su trabajo idílico como arqueóloga. Y es por ello que os voy a confesar qué carices he encontrado parecidos en un ejemplar y otro. Hay un término referido a seres fantásticos como ninfa y hada; en el primer caso la ninfa es la recepcionista de la nueva escuela de cocina de la madre de Helena y el hada Agnes. Otra cosa a destacar es la presencia de las librerías en ambos libros; en este caso Jonathan Strange es el ratón adolescente que posee una biblioteca voladora y que le ofrece a Helena bollos delicious y té Earl Grey en pleno Serrales, sin embargo en tierras londinenses es Edward Livingstone el librero más cascarrabias donde los haya. La mención a títulos literarios es algo que no podría pasar desapercibido. Mónica, escritora y lectora, tiene la obligatoria necesidad de mencionar entre cinco y diez libros aunque creo que si fuera por ella se llevaría relatando títulos durante toda la novela. Otra cosa que no ha pasado desapercibida para mí es la madre de Helena. Ya leí hace tiempo El noviembre de Kate, en la que tampoco tuve un derroche de puntuación pero es que como la librería de Livingstone no hay nada, y también me percaté de que entre las madres de una y la de otra hay un cierto, por así decirlo, deje de despreocupación, ¿o podríamos decir indiferencia y pasotismo? No sé. Quizá se me esté yendo un poco la olla pero es que la madre de Kate cuando hablaban por teléfono lo único que le contaba a su hija era la telenovela en la que estaba obsesionada y la madre de Helena estaba tan ocupada con su escuela de cocina rural que se había olvidado por completo que después de algunos años su hija volvía a esa casa de la que se olvidó un tiempo una vez murió su padre. Que no la culpo ¡eh! Hay que coger las riendas de nuestras vidas y no hacernos independientes a nadie, sino luego pasa lo que pasa y es justamente lo que le ocurre a Helena durante prácticamente toda la novela. La dependencia de su padre, hacia su prometido e incluso hacia sus propios sentimientos hacen que no de pasos en falso, le gusta sentirse segura ante sus decisiones y acciones y es un motivo por el que igual no he podido disfrutar de su protagonismo. Y terminando ya con aquellos aspectos que he sentido que se repetían tenemos el pasear descalza sobre el suelo, la constante naturaleza que rodea la vida de las protagonistas, y la presencia de escritores hace que todas las novelas de Mónica tengan una conexión especial. En este caso el escritor es Xavier Brunet, en la la librería Moonlight Books hay un escritor residente y cuando Kate visitaba el pub del hotel en una mesa apartada Don, Punisher y Sierra tramaban un plan genial para acabar con la corrupción y la mala praxis de una empresa. Peeeeero, ¿es todo esto lo único que he podido encajar entre una publicación y otra? ¡PUES NO! Aún hay más y es que en Todos los veranos del mundo, El noviembre de Kate y La librería del señor Livingstone hay una constante mención a Coleridge pero, ¿por qué esta obsesión por este nombre en concreto? ¿Quién o qué es? ¿Será que Mónica se nos ha enamorado de otra persona que no es su ingeniero? Já, ¡aquí os traigo yo la respuesta! (la que yo me he sacado de la manga) Samuel T. Coleridge es un poeta, crítico y filósofo inglés, uno de los fundadores del romanticismo en Inglaterra. ¿Es por este motivo por el que tenemos entre nosotros una romántica empedernida por el té Earl Grey e Inglaterra? Puede ser. No obstante lo que nos tiene que quedar más claro que el agua y más espeso que el chocolate a la taza es que Mónica es una autora que tienes que leer sí o sí antes de morir y en tus próximas reencarnaciones.

    ¿Recomendado?: sino lo recomendase es que estaría como una cuba. Os diría que empezáseis por La librería del señor Livingstone pero para entender a la perfección ese derroche de feelgoodismo, menciones a la Madre Naturaleza y el romanticismo delicado con el que trabaja Mónica tenéis que ir leyendo las novelas en un orden que no sea el que yo he llevado. En primer lugar Un hotel en ninguna parte (el cuál tengo pendiente, pero que os recomiendo como un plus de amor a la vegetación sino buscad la portada y lo comprenderéis a la perfección), Cuéntame una noctalia (otro plus de flora otoñal sino como ya os he dicho buscad la portada y contagiaos de verde esperanza) El noviembre de Kate, Todos los veranos del mundo y La librería del señor Livingstone. Aunque claro la última palabra la tenéis vosotros y sois quienes decidís por donde empezar. Mi recomendación está hecha ahora la tomáis o la dejáis en función de cómo queráis atraparos con la prosa de Mónica. 

En definitiva, Todos los veranos del mundo tiene la finalidad de enlazar a la abogada Helena y el juez Jofre entre jazmines y glicinas. Sin embargo, el pueblo natal de nuestra protagonista tendrá otros planes para ella que serán olvidarse de su vida en la ciudad y disfrutar de cada uno de los rincones de Serralles, sus gentes, sus atardeceres anaranjados entre verdes follajes y de una de las presencias más esperadas en cada una de las épocas estivales que transcurrieron en la vida de Helena y que no la dejará indiferente cuando, su triste y tímida mirada, visualice las facciones de la persona que jamás pensó encontrar en aquel pueblo y que provocará en ella un mar de dudas y sentimientos de los que no pondrá desprenderse sin embarcarse primero en ellos.


6 comentarios:

  1. Hola Carol, que gusto tenerte por aquí de nuevo! Menos mal que has vuelto!

    Pues qué decirte? Sé que te encanta esta autora y cuando he visto que la habías vuelto a leer y reseñar he venido corriendo para leer tu estupenda reseña. Este libro lo he visto por redes, y creo que sobre todo te lo he visto a ti, o al menos eso creo...
    Sinceramente creo que tiene todos los elementos para ser una novela muy completa y entretenida, y de las que me gustan a mí. Sin embargo, me ha pasado un poco como a ti creo yo...Helena no me ha terminado de convencer oye. Esos cambios tan bruscos y repentinos de estados de ánimo creo que me sacarían un poco de quicio, normal que te hayan entrado ganas de bajarle la nota. Muchas veces me pasa que no he congeniado con un personaje, y por mucho que me haya gustado la novela en general, le acabo bajando nota porque es superior a mí leer un libro con un personaje que no me cae bien.
    Fuera aparte de este pequeño punto negativo que le encuentro, creo que el resto sí encaja con mis gustos. Lo veo además una edición muy bonita y trabajada. La pluma de la autora se nota que es perfecta, me gustan los libros cuidados y bien escritos y sé que confias en esta autora y que no decepciona.

    Me tendré que poner al día con La librería del señor Livingstone primero y meterle mano a este después.

    Besos!

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  2. ¡AAAyyyyy! ¡Qué bonito todo lo que dices! Me encanta, muchísimas gracias, Carol, qué feelgood me haces sentir. Y me ha gustado muchísimo ese spoiler emocional. Y sí, es cierto que a menudo las madres de mis protas tienen ese estreñimiento emocional, qué le vamos a hacer XD
    Mil gracias por leerme, por tu simpatía y por lo bien que siempre me tratas en redes, por tu encanto y por esa facilidad que tienes para empatizar con mis páginas. Un beso grande.

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  3. ¡Hola!
    Me ha gustado que la autora ponga en los capítulos del libro, títulos divertidos, me parece super ingenioso y que aporta vida a la lectura.
    Me parece interesante como la autora juega con el personaje de Helena y la deja con los sentimientos a flor de piel, me da la sensación de que es un personaje muy real.
    También algo me ha llamado la atención es que incluya otros títulos literarios dentro de la novela.
    Quizá le de una oportunidad porque hablas muy bien de la autora.
    Un besito, nos leemos.

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  4. Cuando Carol vuelve lo hace a lo grande, di que sí!! jajajaja Con una de sus autoras preferidas y con reseñón.

    Me ha encantado tu reseña, muy bonita. Aunque me he tenido que saltar el spoiler emocional ;) Si no estuviera convencida de leerlo creo que tras leerte hubieras conseguido que me muriera del ansia por leerlo.

    Me muero de ganas de trasladarme a Serralles con una taza de té en la mano y disfrutar de la historia de Helena, de la vuelta a su casa, de ese nuevo librero y de volverme a enamorar (ya sabemos que esto es inevitable) de ese compañero de vida con el que se reencuentra. Hoy me vendría perfecta esta historia, porque estoy resfriada y tapada hasta los ojos con la manta.

    Tras leerte es evidente que la esencia de Mónica sigue estando muy presente, y aunque se repita, a mí me sigue entusiasmando. Me parece que tiene un toque muy personal y eso es lo bonito de leerla.

    Lo dicho, lo leeré. Espero que más pronto que tarde y así ya podremos fangirlear sin problema y con spoilers emocionales incluidos jajaja

    Besote fuerte y quédate ya por aquí que se echa de menos tus reseñas

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  5. ¡Hola Carol!

    Ya iba siendo hora que me pasara por aquí, ¿no? Con lo que hemos hablado, discutido y comentado de este libro, poco más me queda por decir. Sólo quiero comentar que, pese a las conexiones y relaciones de esta novela con otros libros de Mónica, a mí no se me han hecho para nada cansinas ni pesadas. Es cierto que las hadas y las ninfas y las referencias a los libros aparecen en ambas pero son meras coincidencias y recuerdos que aquí las fans acérrimas como tú y yo nos damos cuenta.

    Sigo quedándome con este libro por encima de los anteriores de Mónica pero creo que ya es una mera conexión emocional que me sitúa más cerca de esta historia y de esta protagonista que del resto pero tampoco quiero decir que los otros no me gustaran, ¿eh? Pero a mí Helena no me ha parecido tan negativa como tú la has visto, sino una persona un poco insegura, con miedos, a la que le da miedo abrirse con los demás, un poco a la defensiva pero todo bastante comprensible, la verdad. Sin embargo, yo no he sentido esa unión que tú ves con la madre de Helena. Entiendo sus motivos para ser fría y lo mal que lo pasa, pero no sé, me parece que deja demasiado espacio con sus hijos. No sé, supongo que son diferentes modos de verlo.

    Un besote fuerte y a seguir buscando más libros como este que nos dejen buen sabor de boca

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  6. Tú vuelves, yo vuelvo... jajajajaja además que ahora que me odias tanto he dicho, pues a ver que me leo su reseña y así nos odiamos mutuamente :') Vale, al lío.

    Tú también tienes derecho a odiarme porque sé lo mucho que te gusta esta autora (Como yo con King) pero aún no he leído nada suyo (Como tú con King) así que es horrible leerse una reseña tan apasionada como la tuya porque se nota muchísimo cuánto te gusta o disfrutas de sus novelas, y en este caso, de ésta. No hay nada más contagioso que la pasión de un lector por un libro. Por lo pronto, te hago caso y meto "un hotel en ninguna parte" en mi wishlist no solo porque consideres que es mejor empezar por ese sino porque además me ha llamado mucho la atención esa oda a la naturaleza y la desconexión de todo. Otro acierto son los fragmentos que has compartido, porque demuestran que sí, que la prosa de Mónica es preciosa y dice verdades como catedrales. Me gustan las historias que además de bonitas están bien contadas, ¿A quién no?

    Y nada, si tengo que leerme algo suyo antes de morir... y en toooodas mis reencarnaciones... por si acaso en la próxima soy una criatura sin extremidades, iré empezando en ésta vida jajajajaja.

    Un beso!

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