Ella era ese
aquelarre de imperfecciones y silencios inútiles. Palabras redundando dentro de
su cabeza buscando un punto en el que culminasen y se reprodujeran a través de
sus labios hacia la humanidad.
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Sacada de El camino de los cinco sentidos |
Sus paseos
en el pasillo, entre pequeñas ortigas queriendo desnudar su cuerpo de palabras,
de sonidos, de gritos… No sólo de llantos.
Kilómetros
infinitos recorridos entre sus cuatro paredes, miradas hacia el infinito y más
allá de su ventanal. Conocía el sabor de lo desconocido, contemplaciones
furtivas hacia unos pasos negros de ojos claros, que a la misma hora caminaban,
provocaban en ella las más descontroladas sensaciones.